Solos los tres

Paso a contarles lo que me pasó hoy.
Resulta que como algunos saben, en el trabajo no estoy teniendo la mejor de las relaciones con algunas compañeritas. Por ende mi vida laboral ha sido alterada. Y como todos saben, nadie mas que yo entiende de alteraciones en la vida, y nadie mas que yo, las detesta tanto.

Entonces, para no sentirme tan sola en el laburo, a medida que iba corriendo el día yo me dedicaba a apuntárselos a ustedes. Sí, como leen, iba contándoles, mejor dicho charlándoles on line. Temas: varios. Un porpurrí. Vacaciones, películas, libros, preguntas, cualquier cosa para combatir el aburrimiento causado por el óseo laboral (después de la calma se viene la tormenta)

Pero, que pasó? Contenta con la misión lograda y esperando a que alguien del otro lado fuese receptor inmediato de mi charla, decidí a darle el ok a mi relato y publicarlo para que dejara de pertenecerme a mi y a mi aburrimiento.
Pero la puta , conchuda máquina se trabó y lo perdí todo. Todas las vivencias que tan apasionadamente les contaba, mi confesión eterna, mi charla a la nada en espera de que alguien replicara y me otorgara la companía que estaba buscando. No pudo ser, por ese puto tractor de computadora que tengo.

Desarmada, la soledad, el aburrimiento y yo decidimos hacer las pases y entregarnos al diskman buscando comfort en el cd de Fabi. Cantamos los tres y nos dimos cuenta que no estamos solos. Nos tenemos el uno al otro, cada uno a su manera actúa como disparador. El aburrimiento trae la soledad y la soledad el aburrimiento: ambos a mí.

Los tres juntos somos invencibles, porque tenemos la capacidad de no darnos por vencidos, aún cuando nuestro relato haya quedado, aburrido y solitario, navegando en la nada misma.